La deserción es un problema grave en México. Desde la primaria, los niños comienzan a abandonar los estudios, generalmente por problemas económicos y por decisión de los padres. Pero llega una etapa –la tan temida adolescencia– en la que los jóvenes pueden llegar a decidir que quieren detener o posponer su educación académica. Ningún padre sueña con el día que su hija o hijo le diga “Quiero dejar la preparatoria”.
Como dice el dicho, más vale prevenir que lamentar. En este artículo encontrarás algunos consejos para que, de llegar, dicha plática no se convierta en una pelea sino un diálogo. Recuerda que lo más importante es no lastimar la relación con tu hijo y poder ser un buen guía.
Buscando el diálogo
Antes de abordar el tema en sí, considera los siguientes puntos. De seguirlos, te ayudarán para que la comunicación sea más efectiva.
Cuenta hasta diez… o cien… o mil
Antes que nada, mantén la calma y no reacciones. Incluso si tu hija o hijo llega a “avisarte” que va a dejar la preparatoria, no lo tomes como algo definitivo. Recuerda que los adolescentes están en un periodo de transición. Es sumamente importante para ellos no ser tratados como niños pequeños.
Si simplemente saltas a decirle por qué está cometiendo un error o a intentar imponer tu autoridad, lo más probable es que logres todo lo contrario a tu meta. Trátalo como a un adulto. Escucha sus razones e intenta ponerte en sus zapatos.
Validación
Cuando haya terminado de sacar todo de su ronco pecho, asegúrate de hacerle saber que lo escuchaste. No comiences a enumerar las razones por las que crees que está equivocado. De hacer eso, simplemente parecerá que estuviste callado esperando tu turno, pero en realidad no lo escuchaste.
Una buena técnica para hacerle saber que prestaste atención a sus palabras es parafrasearlas. Dile lo que entendiste para asegurarse de que están en la misma página. Si no lo están, no emitas juicios ni impongas lo que tú entendiste sobre lo que él o ella quisieron decir: pregunta.
No te enganches
Este es un punto sumamente importante. Estás hablando con una persona que, simplemente por la edad, es normal que tenga un caos en su interior. Ahora súmale que está pensando en tomar una decisión que podría afectar el resto de su vida. No esperes que sea el interlocutor más elocuente ni respetuoso.
Esto no quiere decir que tengas que aceptar malos tratos, por supuesto. Sólo recuerda que el punto no es pelear, sino llegar a un diálogo. Si alguno de los participantes se altera demasiado, reconoce que la mejor idea es dejarlo para otro momento.
Dejar la preparatoria o seguir
Identificar la causa y quitar muleras
Es muy probable que tu hijo o hija esté limitado a una sola perspectiva. Hazle ver que existen otras maneras de ver su situación. Si la razón por la que quiere dejar la preparatoria es porque está teniendo problemas sociales, por ejemplo, hablen sobre ello y hazle ver que dejar la escuela no es la solución. En casos extremos, tal vez una transferencia de plantel sea necesaria, pero nunca abandonar sus estudios.
“Quiero ganar dinero”
Una de las razones más comunes para desertar de la preparatoria es que el joven quiere o necesita dinero. En estos casos, uno de los puntos más importantes es hacerle ver que estudiar y trabajar es posible. Hay preparatorias con horarios flexibles.
A lo mejor incluso le conviene pensar en un bachillerato técnico. Un gran beneficio de estudiar esta modalidad es que tendrá certificado y estará mejor preparado para una gran variedad de trabajos que si sólo hubiese estudiado la preparatoria. Es de suma importancia ser completamente honestos al momento de enlistar los pros y contras de todas las opciones, así como evaluar las fortalezas y debilidades del estudiante.
Un tiempo de prueba
Como es tan difícil aprender en cabeza ajena, a lo mejor necesita vivir en carne propia lo que es la experiencia de no estudiar. Hay que abordar esta posibilidad pensando a futuro, tanto a corto como a largo plazo. Hay preparatorias que inician cursos cada semestre, entonces podrían considerar poner pausa antes de tomar la decisión de abandonar por completo el estudio.
Para que esto funcione, sin embargo, tienen que estar conscientes de que no será un semestre sabático en el que todos sus gastos serán absorbidos por ti. La idea es que salga un poco al mundo y se dé cuenta de cómo sus oportunidades laborales se verán siempre limitadas por tener la prepa trunca.
También sirve que hable con personas que tomaron la decisión de abandonar sus estudios para que pueda aterrizar mejor lo que podría esperarle. Una vez viviendo y no sólo idealizando la opción de desertar, verá el panorama con otros colores.
Lean artículos juntos y discútanlo. Sean un equipo. Con tu guía, podrás estar más tranquilo de que tomará la mejor decisión para él o ella.