El término en español es microgestión, pero probablemente esta mala práctica tenga en tu mente nombre propio y apellido. Probablemente el micromanager sea tu jefe o incluso algún compañero de trabajo que respira constantemente sobre tu hombro para ver si ya hiciste lo que se te pidió. O para pedir cambios antes de que termines. O para decirte que mejor lo hace él/ella.
Un micromanager es una persona –generalmente de una alta jerarquía– que quiere tener el control de cada aspecto de un trabajo: quién lo está realizando, cómo, cuándo lo entrega, cuántos mails manda… No hay que confundirlos con un jefe eficiente. Todo buen líder debe saber en qué tarea está cada miembro de su equipo y exigirles el mejor desempeño. Sin embargo, la intensidad y el sentimiento de “asfixia” que con ésta provocan los micromanagers en su ambiente laboral es inconfundible.
Los principales problemas con los microgestores son:
- Se fijan tanto en los detalles que muchas veces el proyecto sufre por su falta de perspectiva
- Da la sensación a sus subordinados de que no están haciendo un buen trabajo (aunque sí lo hagan)
- Tensan el ambiente laboral, lo cual puede crear fricción entre los empleados
- Irónicamente, llegan a estorbar en los procesos
¿Cómo lidiar con un micromanager?
No cabe duda que tener un jefe así (o ser un jefe así) es desgastante. Antes de presentar tu renuncia, intenta aplicar estos consejos.
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No te lo tomes personal.
Muy probablemente, tu jefe hace esto porque él o ella tiene ansiedad, no porque crea que no eres capaz. Cuando te sientas abrumado, respira y…
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Escucha y toma nota.
Si dejas que tu jefe explique a todo detalle lo que necesita –en lugar de asumir que sabes lo que va a decir–, y tomas nota de lo que te está diciendo, será más fácil para ambos estar en la misma página. El escribir también demuestra interés y tu jefe se sentirá más seguro delegándote trabajo.
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Sé claro.
Repítele lo que entendiste que necesita. Una vez que hayan llegado a un acuerdo sobre lo que se requiere de ti, comunica lo que tú necesitas de manera clara y concisa. Establezcan claramente cómo puedes demostrarle progreso sin que tenga que estar “atrás de ti” constantemente.
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Cumple tu palabra.
Demuestra que no necesitas de un micromanager para hacer las cosas que te tocan. Entrega a tiempo y con buena calidad. Si notas que hay un retraso, ¡comunícalo! Pregunta si tienes dudas y pide consejo si consideras que lo necesitas.
Recuerda que, como todo, esto es un proceso. Tu jefe no va a cambiar de la noche a la mañana. Cuando comiences a desesperarte, regresa al paso 1 y repite los consejos.