Hay muchas escenas en películas y series –estadounidenses, sobre todo– en las que se muestra un juicio oral. Gracias a esto, estamos familiarizados con términos como jurado, defensa, juez, evidencia, etc. ¿Pero sabes realmente en qué consiste este ejercicio?
El juicio oral es parte de las diferentes etapas de un proceso judicial. Es donde vives, como juez, testigo o espectador, toda una reflexión necesaria para llegar a un veredicto final. Este encuentro se lleva a cabo para decidir si un individuo es inocente o culpable de cometer un acto delictivo.
Preparación
Antes que nada, es importante mencionar que el juicio oral es la tercera etapa del proceso en el sistema de justicia penal. Los primeros dos pasos son la investigación inicial y la etapa de preparación. En la investigación, se presenta la denuncia y se pone al acusado a disposición del juez. En la etapa de preparación o intermedia, se presentan las pruebas o evidencias.
Juicio oral
Se empieza con los argumentos de apertura de la defensa y la fiscalía. Posteriormente, se desahogan las pruebas y se dan los alegatos de clausura. El juez resuelve sobre la responsabilidad o no del imputado en el delito. En el juicio oral, el juez debe escuchar activa y neutralmente el debate entre la defensa y la contraparte. Es decir, debe dejar fuera juicios de valor y tomar en cuenta cualquier detalle que ambas partes comuniquen.
Discordia entre avance o retroceso
Diferentes autores y profesionales del derecho han considerado que los juicios orales no son más que un retroceso para el sistema legislativo. Sin embargo, la contraparte sigue sosteniendo que los juicios orales podrían llegar a ser la mejor forma de diferenciar a culpables de inocentes.
La comunicación no verbal
En los juicios orales se toma en cuenta cada gesto y movimiento. Toda forma de comunicación puede darle una idea al juez, a los testigos, a los abogados de ambas partes y a la audiencia el nivel de culpabilidad o inocencia de un imputado.
El hablar cara a cara, el generar un feedback coherente y congruente puede generar mayor atención y analizar la intención con la que el interrogado se está comunicando. Ayuda a tener una mejor idea de quién miente y quién dice la verdad. El generar una comunicación con escucha activa, de forma empática y asertiva, es lo que al juez y a los abogados les dará las respuestas que están buscando.
Los juicios orales, pese a los desacuerdos entre expertos, siguen teniendo vigencia e importancia. Tan es así que en México son un elemento relativamente nuevo. Esto ha provocado que cientos de abogados tengan que actualizar sus conocimientos para adaptarse pues no cualquiera está capacitado y se requiere de la preparación adecuada. Los jóvenes que hoy estudian Derecho ciertamente tienen ventaja en este aspecto.
¿Cuál es tu opinión sobre los juicios orales?