Vivimos en una sociedad que ha evolucionado de una manera impresionante en los últimos años y el mundo laboral no es inmune a este cambio. Con la llegada del internet, dejamos atrás el trabajo de oficina como única opción y le dimos la bienvenida al trabajo en casa; a la comodidad de encender nuestra computadora y empezar a ser productivos. Adiós al tráfico de las mañanas y hola a trabajar sin la necesidad de usar ropa formal. Lo que a veces olvidamos es que no todo es sencillo.
Lo bueno
Con esta nueva forma de trabajar, vienen nuevas responsabilidades, nuevos retos y oportunidades. Puedes verlo como una ocasión para aprovechar mejor tu tiempo. Ahorras lo que te toma arreglarte y trasladarte hasta tu trabajo. En lugar de eso, gestionas tu propio tiempo, haces tu plan de trabajo y decides tu vestimenta.
Además, como freelancer tienes la libertad de aprovechar todos tus talentos y habilidades. Ya no estás atado a una sola definición: puedes no sólo ser dibujante, diseñador o asistente. Tienes la oportunidad de ser todos esos juntos y más cosas, pues, si bien sacas provecho y pones en práctica lo aprendido en tu carrera, tu trabajo se extiende más allá.
Lo retador
Ser freelancer, sin embargo, también requiere disciplina, cuidar horarios y ser constante. Así como adoptas nuevos roles para el trabajo, también debes tomar nuevas responsabilidades: tratar directamente con el cliente, fechas de entrega, fechas de pago, costos, presupuesto, etcétera. Es poner todas las tareas de una oficina en las manos de una persona que también es un trabajador. Además, debes estar consciente de que el trabajo puede llegar e irse con la misma velocidad.
Trabajar de freelance es arrojarse un poco al vacío, cambiar los horarios y el trabajo estable con un salario fijo, para adoptar la creatividad como segundo idioma. Ser freelancer significa tomar las experiencias de vida y hacer que funcionen a tu favor.
Lo prometedor
Trabajar de manera independiente también puede ser una herramienta sumamente útil para adquirir experiencia laboral mientras estudias tu carrera. Desarrollas habilidades duras y blandas al tener que hacer trabajos que involucran finanzas, tiempos y trato con personas. Así que, en el “peor” de los casos, desarrollas un perfil más empleable para el mercado laboral. En un escenario ideal, por supuesto, puedes volverte tu propio jefe o incluso empezar tu propio negocio.