Desde hace algunos años, ha comenzado a registrarse un incremento exponencial de casos de enfermedades no transmisibles crónicas, como son la diabetes, la obesidad, la hipertensión e, incluso, algunos tipos de cáncer. Este aumento tiene sin duda una clara relación con los hábitos alimentarios y el modo de vida de las personas. Se ha comprobado que los cambios en la alimentación y el gasto energético tienen un efecto en la calidad de vida. Por esta razón, las medidas preventivas han adquirido una mayor relevancia con el paso de los años.
Prevenir antes de curar
Se conoce como medicina preventiva a las prácticas médicas que buscan evitar el surgimiento de enfermedades o padecimientos. Si bien la medicina preventiva, en general, tiene como objetivo evitar el desarrollo de afecciones antes de que se presenten, existen varias clasificaciones, las cuales varían según el momento en el que se dé la atención.
La prevención primaria tiene lugar antes de que surja la enfermedad, mientras que la secundaria se presenta en la primera etapa del padecimiento. La terciaria se aplica una vez que el problema se ha manifestado. Por último, la cuaternaria tiene un carácter más atenuante.
Aunque todas estas medidas están encaminadas a cuidar la salud de las personas, la más efectiva (y económica) sin duda es la medicina preventiva primaria, la cual incluye prácticas tan sencillas como hacer ejercicio o alimentarse sanamente.
Calidad antes que cantidad
Los avances tecnológicos han supuesto un gran cambio en el modo de vida a nivel social. El transporte, los tipos de empleo, el ritmo de vida e incluso los servicios básicos han facilitado enormemente la vida de las personas. Aunado a esto, el consumo calórico promedio ha incrementado, lo cual tiene como resultado el surgimiento de padecimientos, tales como la obesidad o la diabetes.
En este sentido, es fundamental reconocer la importancia de la actividad física diaria, pero también de la dieta que se elija. No hay que confundir la cantidad con calidad. Una alimentación que nutre adecuadamente no tiene que ser copiosa o excesiva en sus raciones, de la misma manera que una dieta para bajar de peso debe ser obligatoriamente una con escasos alimentos.
Plan a la medida
Es cierto que la Organización Mundial de la Salud, así como otros organismos oficiales, han determinado los niveles promedio tanto de ingesta como de consumo calórico al día para mantener una vida saludable. Sin embargo, estos valores son relativos. Al hablar sobre la dieta ideal para una persona deben considerarse muchos factores, entre ellos: edad, antecedentes familiares, enfermedades, ritmo de vida, etc.
Obviamente, este nivel de personalización no puede lograrse con dietas de internet. Para obtener un plan a la medida que tome en cuenta todos los aspectos de la salud de una persona es necesario acudir con un especialista, como un nutriólogo. Sólo este profesional está capacitado para diseñar un plan de alimentación que cumpla con las necesidades de cada persona.
Una visita a tiempo al nutriólogo puede ayudar a prevenir muchas enfermedades. No esperes a sentirte mal. Recuerda que la medicina preventiva primaria es la que mejor funciona. Agenda tu cita con experto en nutrición y comienza a cuidar tu salud desde la prevención.